viernes, 26 de febrero de 2016

Programa Especial nro. 44 en Fuera de la Nada



A las 22hs. PUNTUAL
Podés escucharlo directamente haciendo click acá.





miércoles, 24 de febrero de 2016

Disco del Mes: The Chocolate Watchband - The Inner Mystique


The Chocolate Watchband
The Inner Mystique
1968









Tower










martes, 23 de febrero de 2016

5 Canciones 5: Third World, NRBQ, Cuero, Damon Albarn y Spirogyra


Talk to Me
Third World

Una suerte de "grupo no ortodoxo" de reggae jamaiquino, jamás se preocuparon por seguir los ultra rígidos preceptos del rastafarismo y siempre apuntaron al mundo, tratando de condimentar la música con otros géneros no tan habituales para las bandas de reggae roots. "Talk to Me" abre el tercer LP de estudio a puro funk, mucho groove y las voces de Stephen "Cat" Coore y Richard Daley (los únicos miembros que se han mantenido a lo largo de los años) intercambiando fraseos. ¡Atención al finísimo solo de guitarra!.

Aparece originalmente en: The Story's Been Told (1979)

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Me and the Boys
NRBQ

Los NRBQ nunca fueron tenidos en cuenta en Argentina, puede ser debido a que se toman todo absolutamente en joda, algo que acá está terminantemente prohibido, en la tierra en donde los próceres jamás se rien. Tienen un millón de discos y están dando vueltas desde que el mundo es mundo. Acá suenan como unos Replacements no tan borrachos, y la firma la pone Terry Adams, uno de los tres compositores que tienen. Sí, todavía andan por ahí.

Aparece originalmente en: Tiddlywinks (1980)


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No sé si voy a enloquecer
Cuero

En el primer disco del power trío formado por Smillari, Masllorens y Calabró está esta pequeña / gran joya de rock espacial vernáculo. Claramente compuesto a partir de una zapada es claro que los tipos tocaban muy bien pero no dejaban que el virtuosismo esté por encima de los temas. Casi al final corta y cambia de tempo para despegar sin escalas a la estratósfera. Nada que envidiarle a los primeros tres discos de UFO o unos Blue Cheer con mejor sonido (y seguramente SIN haber escuchado los discos).

Aparece originalmente en: Tiempo después (1973)


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Lonely Press Play
Damon Albarn

"Las cosas que dejás de lado cuando viajás, cuando estés solo apretá PLAY". El ex-príncipe del pop inglés está más triste y alienado que nunca. Por suerte no se deja atropellar y no para de hacer discos. Discos desafiantes, diferentes entre sí, con o sin su nombre en la tapa, alejados de Blur (y también de Gorillaz). Al parecer ve este mundo idiotizado en el que vivimos con una extraña mezcla de resignación e ironía. Por suerte -para nosotros- siempre tiene algo para decir al respecto.

Aparece originalmente en: Everyday Robots (2014)


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The Duke of Beaufoot
Spirogyra

La cantidad de ideas musicales que hay desparramadas en el último tema del primer LP de estudio de Spirogyra son dignas de asombro. Una de las bandas olvidadas del movimiento hoy en día conocido como acid-folk, se los podría relacionar con Comus, los primeros Fairport Convention o incluso los míticos Incredible String Band. Te das cuenta que están cantando sobre algo jodido. Qué exactamente no importa, pero asustan, bastante.

Aparece originalmente en: St. Radigunds (1971)


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sábado, 20 de febrero de 2016

The Orient Express - ídem [1er. LP - 1969]


Un poco de contexto es menester en este caso. Tres expatriados; un iraní, un francés y un belga terminan en el East Village neoyorquino, después de haber viajado largo y tendido por el medio oriente, forman The Orient Express, en la segunda mitad de la década del sesenta y hacen este, un único LP homónimo, que sale en 1969 y desaparecen prácticamente sin dejar rastro.

Lo que logran en el único verdadero rastro que sí dejaron es este sorprendente disco, una de las fusiones realmente exitosas (desde lo artístico, claro está) entre música asiática y psicodelia que se han hecho. Ya desde el primer tema, “Fruit of the Desert” las cosas quedan muy claras, en el segundo se confirma todo, “Dance for Me” es una verdadera joya del rock más exótico y extravagante. Escalas arábigas, a toda velocidad, un cantante que parece poseído por mil demonios, en un inglés con una acento fuerte y casi indescifrable. Esto no lo hacía nadie en aquel entonces, después sí, a veces muy mal y otras no tanto pero estos tipos fueron pioneros, eso queda claro escuchando el disco. Probablemente los californianos Kaleidoscope en sus dos primeros discos intentaron una cosa relativamente parecida, pero estos últimos eran más eclécticos y a lo mejor había uno o dos temas en esta vena, no más.

Ojo que también hay canciones más típicas de la era, una es “For a Moment” y la otra “A Little Star”, casi al final, pero en estas suenan más convencionales y uno tiene la sensación de que estas las hacían para poder venderle el disco a alguien. Es en “Cobra Fever” o “Caravan of Silk” en donde son extraordinarios, evocativos y -hay que decirlo- extremadamente psicodélicos. Si hay que jugarse por uno para enviar al espacio tendría que ser “Azaar”, que empieza lenta y ominosa, parece música para encantadores de serpientes, cuando aparece la melodía de voz es una cosa hipnótica al cien por ciento y, cuando frena, sabés que va a ir a otra dimensión. Efectivamente, es lo que sucede, son casi cinco minutos de un trip de ácido lisérgico.  

The Orient Express repite y abusa de varios de los lugares comunes de la música oriental, pero como en esta época nadie lo hacía, el mérito es de ellos. Completamente.







Escuchar en YouTube o en Spotify.







Chequear también:
Kaleidoscope [US] - A Beacon from Mars
The United States of America - ídem
Varios ‎- Love, Peace & Poetry: Turkish Psychedelic Music




lunes, 15 de febrero de 2016

Video de la Semana: The Rolling Stones - 2000 Light Years from Home



Los verdaderos Rolling Stones. Hay un secretillo que una vez me contaron y no se si será cierto; ellos rara vez elogian los discos de la década del sello Decca porque los derechos los cobra el nefasto Allen Klein.





viernes, 12 de febrero de 2016

Dirtmusic - BKO


Cuando los occidentales se ponen a hacer música con africanos, uno puede pensar es en cierto colonialismo cultural, generador de desconfianza, es como el tipo que va al norte a comprar artesanías. Hay un buen puñado de intentos fallidos (el crossover cheto de Vampire Weekend) y algunos que realmente han funcionado (Graceland de Paul Simon, con toda su pesada historia, en Sudáfrica). Dirtmusic está formado por el australiano Hugo Race, quien solía tocar en los Bad Seeds de Nick Cave, Chris Brokaw, ex colaborador de Liz Phair y Lemonheads y el gran Chris Eckman, de los Walkabouts, a quien algún día alguien le va a reconocer haber inventado lo que hoy se conoce como americana, con el enorme disco de versiones Satisfied Mind.

Fueron a un festival en Mali y conocieron a la banda tuareg Tamikrest, al parecer estuvieron zapando juntos durante tres días sin interrupciones y por lo visto la cosa hizo click. Al año siguiente estaban de vuelta y de ahí surgió el LP debut de los africanos, el brillante Adagh, y este, BKO, que son las siglas del aeropuerto principal del desértico país. Mientras que el disco de Tamikrest, hábilmente producido por Eckman, tiene poco y nada a nivel contribución de los muchachos occidentales, el de Dirtmusic tiene mucho aporte de la gente del Sahara; texturas, climas, ritmos, etcétera. Figuran como banda de acompañamiento en casi todos los temas. La cosa empieza prometedora de la mano de “Black Gravity”, en donde la combinación de sonidos eléctricos y acústicos junto con las baterías “normales” y los elementos de percusión recuerdan al primer T. Rex, con Ausmane Ag Mosa intercalando un coro en tamasheq a las estrofas de Eckman. La versión de “All Tomorrow’s Parties” de Velvet Underground es impresionante, un hallazgo, todo hace pensar que la idea era demostrar el evidente parentesco entre estas dos músicas que, supuestamente, tienen poco que ver.

El disco fluye con calidez y elegancia, está hecho con conocimiento de causa y en ningún momento suena a explotación cultural, más bien a simbiosis absoluta. Son lujos que sólo los que la tienen bien clara se pueden dar.







Escuchar en YouTube o en Spotify.







Chequear también:

Hugo Race - 53rd State
Tamikrest - Toumastin
Steve Wynn - Crossing Dragon Bridge



martes, 2 de febrero de 2016

The Saints - Prodigal Son


Los Saints de la época de Prodigal Son, el disco que viene después del gran All Fools Day, eran el vehículo para los caprichos y avatares del cantante y compositor Chris Bailey, una suerte de tesoro nacional de las Antípodas, y del mundo. Hacía rato que el guitarrista -y también compositor- Ed Kuepper había dejado la banda, por choques de personalidad con Bailey. A mediados de los ochenta habían estado cerca del éxito comercial, llegando a vender un buen puñado de discos en Estados Unidos de la mano de singles como “Just Like Fire Would” (que hace poco versionó Bruce Springsteen) y “Temple of the Lord”.

Musicalmente hay una clara evolución con respecto a los primeros LP de estudio, el histórico (I’m) Stranded, un disco importantísimo y oportuno en la historia del punk rock o A Little Madness to Be Free, del ’84. Una evolución que era obvia y se veía venir ya en el segundo disco, en Eternally Yours, en donde agregaron bronces en varios temas, desafiando y dejando atrás a ciertos sectores conservadores, de esos que nunca faltan en cada movimiento. Este disco sigue la línea clara trazada por el anterior; canciones atemporales, sin fecha de vencimiento, nobles, sólidas, con buenas letras. Cabe recordar que en esta extraña década, lo que más vendía eran grupos de hair metal (momento nefasto si los hubo) o los bailecitos supuestamente eróticos de Madonna y Michael Jackson. “Shipwreck”, ubicado casi al final del disco, es un ejemplo perfecto, una melodía inolvidable, teñido de una melancolía delicada, actitud, cierto aire folk celta en la melodía y arreglos y la voz nasal de Bailey, cantando desde lo profundo de su corazón. Los instrumentos de color son los encargados de aportar variedad musical a lo largo del disco y están seleccionados hábilmente, dosificados con sapiencia. “Grain of Sand” y “Ghost Ships” fueron los dos cortes elegidos para promocionar y de los dos se hicieron videos, una simple escucha revela el porqué de esta elección, son dos temazos de esos que no se olvidan fácilmente, que tienen una par de ideas fuertes bien acomodadas. Lo que tiene que tener una gran canción de música popular de cualquier género. Al final hay un homenaje que es también una reivindicación de orgullo nacional, se trata de “The Music Goes Round My Head” de The Easybeats, los legendarios Beatles australianos y en donde Bailey deja las amígdalas, cantando a puro sentimiento.

La banda sigue en pié, cada vez que su líder la necesita y la quiere resucitar, paralelamente a una carrera solista con no pocos desvíos y agradables sorpresas, como por ejemplo 54 Days at Sea, casi un álbum de la mal llamada world music (como si el resto de la música viniese de Saturno). Otra de esas historias que dejamos para otra ocasión.







Podés escucharlo en YouTube o en Spotify.







Chequear también:

The Saints - Casablanca
Chris Bailey & H. Burns - Stranger
Ed Kuepper - Starstruck



lunes, 1 de febrero de 2016

Video de la Semana: Tindersticks - We Are Dreamers!


El flamante disco de Tindersticks (The Waiting Room) tiene un video para cada tema. En esta Staples canta a dúo con Jenny Beth, de Savages.





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