lunes, 29 de diciembre de 2008

The Stones Roses - ídem [1er. LP - 1989]


El disco debut de los Stone Roses define a una era, a un lugar y a una generación. Pocas veces se alinearon los planetas de manera similar, podemos citar algunos ejemplos en la misma vena (Nevermind de Nirvana, Sgt. Peppers... de los Beatles o cualquiera de los dos LP's de Joy Division) pero casi nunca se dió en la historia de la música popular y, mas concretamente, en el rock, semejante alianza de música, imagen y letras.

Llevaban unos cuantos años tocando juntos y ensayando incansablemente antes de empezar las sesiones que dieron como resultado The Stone Roses. El único objetivo final era uno y muy claro: ser la mejor banda del mundo. Si lo consiguieron o no es otro asunto pero sí lograron un disco redondo, genial, inolvidable.

The Stone Roses es responsable directo del retorno del -en aquel entonces- alicaído rock de guitarras. A fines de la década del 80 el mapa musical estaba dominado por un pop inofensivo y por los New Romantics, que suspiraban los últimos estertores después de unos años de apogeo. La producción de John Leckie es un aporte fundamental, el disco suena perfecto, todo está en su preciso lugar, incluso los chispazos de neo-psicodelia suenan actuales, pero a la vez comprendiendo y aceptando una herencia inmensa y rica, ya que los Stone Roses no le decían que no a nada; Hendrix, los Stones, el punk rock, soul, funk y la pista de baile alimentaban a un grupo sediento de gloria y con los ingredientes necesarios para alcanzarla. Quizás uno de los rasgos definitivos de The Stone Roses es que consiguió un acercamiento importante entre el pop/rock, la música electrónica y la cultura rave, que en aquel entonces se encontraba en estado embrionario. The Stone Roses tendió un puente, acortó distancias. A la precisión y sutileza del bajo de Mani se sumaba la increíble batería de Reni, cuyo aporte enriquecía los tempos bailables y mecánicos, "humanizando" así su instrumento. Esta base rítmica pavimentaba el camino para las acrobacias de John Squire, quizás el último gran guitarrista del rock inglés. Si a esto le sumamos la voz de Ian Brown, sugerente y misteriosa, cantando letras que reflejaban a una generación entera sin caer en facilismos, estamos frente a un cóctel irresistible.

Y así fué, The Stone Roses los llevó a la cima, al menos en Gran Bretaña, dando paso a un verdadero aluvión de seguidores y no pocos imitadores, eran tapa de revistas y hacían reportajes arrogantes de esos que tanto les gustan a los periodistas ingleses, pero que no todo el mundo entiende. Lo que pasó después es historia conocida, lo que importa es que "Elephant Stone", "She Bangs the Drums", "Waterfall", "I Wanna Be Adored" y el resto de las canciones del debut, quedaron en la historia como testigo de una época, insuperables en su grandeza, eficacia y poder de síntesis.








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The Stone Roses - The Very Best of the Stone Roses
Primal Scream - Screamadelica
Ride - Going Blank Again



domingo, 21 de diciembre de 2008

Hawkwind - In Search of Space


Con un simple vistazo al arte de tapa de In Search of Space, segundo opus de los geniales druidas del llamado space rock británico Hawkwind, se puede llegar a establecer una idea bastante acertada del contenido de uno de los grandes discos de estos marcianos terrestres.
El texto de la contratapa dice “Technicians of space ship earth, this is your captain speaking, your captain is dead” que podría traducirse como “Técnicos de la nave espacial Tierra, les habla su capitán, su capitán está muerto” y es una clarísima pista y mas si está colocado al lado de una foto completamente movida de Stacia, la famosa bailarina que condimentaba las primeras actuaciones en vivo de la banda… completamente desnuda!!!.

Un chequeo rápido por el sobre interno muestra una especie de diario de viaje, incomprensible desde donde se lo mire, ciencia ficción y balbuceos astrales por doquier y, como broche de oro, las fotos de los músicos que muestran que los Hawkwind ERAN lo que grababan, vivían en una suerte de mundo parelelo con poca o ninguna conexión con la realidad. ¿Cómo lo conseguían? Mejor dejarlo librado a la imaginación del oyente. "You Shouldn’t Do That" es el puntapié inicial del disco, o mejor deberíamos decir el punto de despegue por que precisamente de eso se trata. In Search of Space es un viaje intergaláctico que no termina sino al final del disco; ritmos machacantes, voces reiterativas, infinidad de artilugios y pirotecnia sonora y letras sacadas de un cómic de Marvel son solo algunas de las herramientas que utiliza Hawkwind para conseguir el paseo por el cosmos que el disco plantea.
Otro repaso por la lista de títulos no hace mas que reforzar todo lo expuesto hasta ahora; "Master of the Universe" (épico y malvado como pocos), "Adjust Me" o "Children of the Sun", por mencionar solo algunos.

Los temas agregados a la reedición en CD son un verdadero lujo, los simples del período -que de otra forma hubieran sido completamente inconseguibles- entre los que se destaca el legendario "Silver Machine", el sencillo mas exitoso de la carrera de Hawkwind, cantando nada mas y nada menos que por el no menos legendario Lemmy, guerrero de mil batallas, que tuvo un fugaz pero decisivo paso por las filas de la banda. Otra joya es una versión en vivo de "Born to Go", mas beligerante y agresiva que la original versión de estudio.

Previa cuenta regresiva y ajuste de cinturones, In Search of Space es satisfacción garantizada.








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Hawkwind - Doremi Fasol Latido
Nektar - Journey to the Center of the Eye
Amon Düül II - Tanz der Lemminge



Mazzy Star - Among My Swan


Mazzy Star es un dúo formado por Dave Robback (ex integrante y cerebro de Opal y los infravalorados Rain Parade) y Hope Sandoval, una especie de sirena de voz hipnótica y atrayente.

La producción de Mazzy Star es escasa; tres discos hasta la fecha en un lapso de seis años, pero no por eso deja de ser interesante. En Among My Swan, tercer y último trabajo, se refuerzan todos los elementos que se habían vislumbrado en los discos anteriores, una de las características mas sobresalientes de Mazzy Star es que puede ser “utilizado” como música de fondo, pero si prestamos la atención necesaria encontraremos una música rica, sutil, ligeramente oscura y bastante sicodélica.

Pero poco tienen que ver con los íconos del rock de la era del flower power como los Grateful Dead o Jefferson Airplane, estan mas bien emparentados con lo que se podría llamar “la cara oscura del movimiento”, las canciones lentas y climáticas de Velvet Underground, los mid-tempo del Dylan mas verborrágico o las paisajes sonoros del primer Tyrannosaurus Rex. De todas maneras no estamos ante otra réplica, otro juego de “captar influencias”, no, Mazzy Star tiene un sonido propio, envolvente, reposado y hasta casi místico. Este se debe en gran parte a la cálida y limpia -pero a la vez poderosa- voz de Hope Sandoval. No hay rastros de estridencias de ningún tipo, los climas son lánguidos y sencillos y los arreglos minimalistas pero extremadamente efectivos, flirteando con elegancia con el blues, el folk y la sicodelia mas delicada, Robback es un maestro en el arte de generar texturas y climas sin apelar a recursos obvios o remanidos. Como curiosidad se puede mencionar que William Reid, de Jesus and Mary Chain aporta una guitarra que lleva su indudable sello en "Take Everything" un tema que arranca abajo, muy abajo pero que va creciendo de manera lenta y elegante sin estallar nunca del todo.

En su momento Among My Swan no provocó las mismas reacciones favorables que si había conseguido el album anterior (So Tonight that I Might See) ya que ninguno de los dos difiere radicalmente a nivel propuesta, pero en este caso puede aplicar la premisa “por que arreglar algo que no está roto”, la fórmula era perfecta, no mostraba ningún signo de agotamiento y por eso hoy Among My Swan puede ser disfrutado como lo que es, un gran disco que sirve como despedida a un gran grupo; Mazzy Star.








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Opal - Happy Nightmare Baby
Mazzy Star - So Tonight that I Might See
Hope Sandoval & the Warm Inventions - Bavarian Fruit Bread



Tindersticks - Working for the Man


Desde principios de la década del 90, Tindersticks viene suministrando a los melómanos mas dedicados un refugio del agobio cotidiano. Los elementos que los distinguen no son novedosos en si mismos pero combinados dan por resultado una música excitante y única; una voz grave y lúgubre, letras de amor (y desamor) de relaciones tortuosas y personajes sórdidos, arreglos orquestales sencillos pero de poderoso efecto dramático.

La gigantesca “bolsa de influencias” de Tindersticks es simplemente inmensa, podemos oir ecos de Jacques Brel, del mejor Scott Walker, alguna que otra pincelada de Nick Cave y sus acólitos los Bad Seeds o el country perezoso de Townes Van Zandt (de hecho en Working for the Man versionan completamente su "Kathleen" con sorprendentes consecuencias) son sólo algunos de los nombres mas urgentes para mencionar.

Working for the Man compila todos los simples de la época del sello Island hasta el ’99, momento en que la banda cambia a Beggars Banquet. Para los fanáticos de la primer época, encontramos "Patchwork", aquel primer simple, para los que gustan de aquellos dúos memorables entre Lee Hazlewood y Nancy Sinatra está "Travelling Light" con Carla Torgeson de los Walkabouts. Aquellos que se conmueven con las historias de corazones rotos, parejas caídas en desgracia, hartas del tedio y el desgano, está "Tiny Tears", que pinta un panorama desolador; un hombre y una mujer en una cama, odiándose inconscientemente, pero imposibilitados de tomar una decisión que termine con todo de una vez. En definitiva, Tindersticks es versátil, hay un poco para todos los gustos, pero todo tamizado por una visión unificadora, una personalidad que convierte a la música de la banda en algo inmediatamente reconocible, una manera de hacer que las influencias, que son muchas y muy dispares, confluyan de forma coherente e inteligente.

Para nuestro beneplácito, Working for the Man viene acompañado de un disco extra que no estaba en la edición mas primeriza de esta compilación. Nos encontramos en esta ocasión con mas simples, alguna rareza, temas de un EP perdido en el tiempo y como “guinda de la torta” una versión de "Here" de Pavement que no hace mas que reforzar todo lo dicho anteriormente; Tinderticks puede tomar una composición que de movida parece completamente ajena al espectro habitual cubierto por la banda, y apropiarse con autoridad de ella, de hacerla completamente suya, de lograr otra canción mas de Tindersticks. No es poco.







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Tindersticks - Curtains
The Walkabouts - Devil's Road
Mick Harvey - One Man's Treasure


Van Morrison - Saint Dominic's Preview


Lo que es una gran virtud en Van Morrison puede ser el mayor punto en contra para sus detractores; su música es completamente atemporal, no sigue ninguna tendencia vigente, no se relaciona prácticamente con ninguno de sus congéneres y colegas. Nacido en Belfast a mediados de la década del 40, su contacto con el mundo de los sonidos fue temprano ya que su padre tenía una gran colección de discos de jazz, blues y rythm & blues. Antes de tener veinte años ya estaba arriba de los escenarios con una personalidad y una voz ya formadas.

Saint Dominic’s Preview forma parte de una seguidilla de discos clásicos grabados a mediados de la década del 70 en donde el eclecticismo, el buen gusto y la brillantez interpretativa eran moneda corriente.

"Jackie Wilson Said (I'm in Heaven when You Smile)", una de sus grandes canciones (en un catálogo que derrocha momentos álgidos) es el puntapié inicial, rápida, a puro soul y gusto a country. El vals "Gypsy" desemboca en un ritmo mediterráneo, para volver después a la melodía inicial. Este ida y vuelta se mantiene, una oda a la vida nómade y buscavidas: “No importa por donde rumbees, ni importa donde rugirás, en aquel lugar en donde cuelgues tu sombrero, es aquel en que sabés que está tu hogar”. "I Will Be There" es el blues del disco, pero nada es tan simple tratándose de Van Morrison, por que esta canción tiene algo de jazz, de humo, de bar abarrotado de gente y buenos músicos en el escenario. “Todo mi amor se vino abajo. Y buscaré en mi alma, en lo profundo de mi alma, para encontrar al león” reza "Listen to the Lion", uno de los dos temas épicos del discos, estableciendo un vínculo directo con el inmortal Astral Weeks, aquel disco que grabó a fuego el nombre de Van Morrison en la historia de la música popular. 

La canción que dá título es pura luz, brilla por donde se la mire, avanza en un medio tiempo envolvente y sugestivo hasta alcanzar un estribillo liberador, simple y evocativo. Atención con los arreglos de guitarra slide que adornan la canción y a la letra, muy descriptiva, dylanesca, poética. "Redwood Tree" esconde en su engañosa simpleza una letra de connotaciones místicas, de búsqueda espiritual, en el marco de una historia de un padre y su hijo. El cierre queda a cargo del segundo tema épico, el majestuoso "Almost Independence Day", y este sí que se acerca mucho a Astral Weeks, una cadencia lenta y misteriosa, juegos con acordes menores, arpegios de varios instrumentos de cuerdas, un sintetizador perdido en la mezcla pero que contribuye a crear la atmósfera y, por encima de todo, la voz de Van Morrison recitando su poesía con la autoridad de alguien que ha visto mucho, que ha sentido y vivido y no teme a desnudar su alma.

Saint Dominic’s Preview es un eslabón mas en una cadena de trabajos magníficos, muy personales, pero no por eso es una obra menor, se trata, indudablemente del reflejo de un período en que Van Morrison no daba pasos en falso, y su música es testimonio evidente.








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Van Morrison - His Band and the Street Choir
Van Morrison - Tupelo Honey
Van Morrison - Veedon Fleece



viernes, 19 de diciembre de 2008

Ramones - End of the Century


Este es el resultado de una unión que a priori parece imposible. Los pioneros del punk rock neoyorquino mas primitivo, sucio y simple al lado del productor excéntrico, el escultor de “sinfonías adolescentes” y amante de las orquestaciones barrocas, casi wagnerianas. Pero no, en el fondo, los Ramones siempre quisieron ser una gran banda de rock como todas las que ellos adoraban; Beach Boys, los grupos de chicas previos a la British Invasion y la música bubblegum y (como todos los mencionados) también ansiaban un éxito comercial que nunca llegaría del todo. Por eso la alianza con Phil Spector parecía un paso natural, instintivo y casi podríamos decir que se caía de maduro.

Pero no todo fue tan simple durante el proceso de grabación. Al parecer Spector torturaba a los músicos con incontables sobregrabaciones, repeticiones de tomas y todo lo que estaba habituado a hacer para construir su patentado “muro de sonido”. Pero los Ramones venían de hacer discos baratos, rápidos, sin demasiadas vueltas y el cambio provocó mas de un revuelo; es famosa la anécdota de cuando Spector estuvo todo el día para conseguir el acorde de guitarra con que empieza de "Rock ‘n’ Roll High School" o cuando apuntó a Dee Dee con una de sus armas. También es cierto que el productor estaba enamorado de la voz de Joey e intentó convencerlo en más de una oportunidad para que se haga solista. Al final solo logró grabar una versión de su "Baby, I Love You" que sería -paradojicamente- el simple de Ramones que mas se acercaría al tope de los rankings.

Como en cualquier disco de Ramones el resultado final depende sobre todo de la calidad individual de las canciones mas que del sonido o la producción de turno y End of the Century sobresale en este apartado y puede discutirse, pero en este caso la producción ayuda, los temas ganan en matices y detalles delicados. Escuchar las estrofas del puente en "Do You Remeber Rock ‘n’ Roll Radio" cuando Joey entona “Te acordás, tirado en la cama / con las sábanas encima de la cabeza / la radio sonando para que nadie pueda ver / necesitamos un cambio y debe ser ya / antes de que el rock sea cosa del pasado / por que últimamente todo suena igual para mi” sin conmoverse es todo un desafío. Lo mismo sucede con "Danny Says", con su comienzo tierno y reposado que desemboca gradual y sutilmente en un crescendo orquestal de proporciones casi épicas. Como en casi todos los discos de los muchachos de Queens, nunca faltan los temas divertidos esos que son casi bailables, o como mínimo, para mover la cabeza al ritmo de manera casi inconsciente, y los que entran en esta categoría son geniales; "This Ain't Havanna", "High Risk Insurance" o "All the Way" uno de los grandes temas olvidados de Ramones.

A pesar de que ha sido desmitificado en mas de una oportunidad, End of the Century ha soportado el paso del tiempo con gracia, debido en gran parte a la magia e instinto pop de los Ramones.







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Ramones - Pleasant Dreams
Phil Spector - Back to Mono
The Undertones - Positive Touch



lunes, 1 de diciembre de 2008

Television - Marquee Moon


Estamos ante un disco clásico con todas las letras, un álbum de cabecera, una verdadera obra maestra. Marquee Moon de Television tiene muchos pergaminos, es muy reconocido, genera devociones, es admirado tanto por colegas como por simples amantes de la música. Muy merecido porque Marquee Moon es único, es irrepetible... y no le sobra nada.

Un poco de manera injusta, el debut de los ultra-neoyorquinos Television es encasillado dentro de lo que se dio en llamar punk o punk-rock. Esto es comprensible porque la banda solía compartir cartel con los grupos salidos del CBGB (el mítico bar-antro de la Gran Manzana para los desprevenidos) como Blondie, Patti Smith, Ramones y Richard Hell, entre otros. No es punk, aunque comparten la actidud y el desenfado, el término le queda corto. En Television manejaban sus instrumentos con una considerable destreza, las composiciones eran completamente originales y las influencias de la banda eran difíciles de detectar.

La música en cuestión -lo que al fin y al cabo le otorga el mérito que tiene- es lo que se destaca en la primera audición; guitarras arregladísimas que condimentan las canciones continuamente, jugando, subrayando, atrapando, subiendo y bajando. La voz de Tom Verlaine también es muy particular y atrayente, un registro peculiar, nasal, un poco agresivo, mordiendo y casi escupiendo cada una de las palabras. Y ni hablar de la guitarra de Richard Lloyd que aporta el balance necesario para mantener el disco dentro de un canon terrenal, mas pop, con los pies sobre la tierra.
Los arreglos en general parecen improvisados, descolocados, pero no, nada de eso, en Marquee Moon todo está pensado cien por ciento, solo hace falta escuchar el solo de guitarra de "Torn Curtain" para comprobar que efectivamente el grupo tocaba con la precisión de un reloj suizo, todo está en su lugar, nada queda librado al azar y aun así, la música fluye majestuosa e imponentemente. Otra prueba de esto es el tema que da título a la placa, con su imponente sección instrumental y su sección final con el teclado en primerísimo plano para cerrar diez minutos de perfección pura. Como anéctdota interesante se puede agregar que este tema fue grabado con los músicos tocando en vivo en el estudio, en una primer y única toma, y cuando lo terminaron, se miraron sorprendidos y se dieron cuenta que estaba perfecto, que nada mas hacía falta.

Claro, hablar de las canciones individualmente no tendría demasiado sentido, porque Marquee Moon funciona como unidad, como un todo abarcativo en donde las piezas encajan. Las composiciones son distintas entre sí, están unificadas por un sonido, por una actitud, por una idea que rige y por las letras de Verlaine; libre asociación, poesía maldita y hermética, juegos de palabras literarios. Resulta complicado trazar la línea que desciende de Marquee Moon, es un disco que muchos escucharon y asimilaron, pero pocos, muy pocos pudieron lograr algo semejante.








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Television - Adventure
Mercury Rev - Deserter's Songs
The Strokes - Is This It?


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Satan Dealers - El ardor de los perfumes prohibidos


Hay varios factores que dejan claro que El ardor de los perfumes prohibidos no es simplemente otro disco mas de guitarras como los miles que hay dando vueltas por todos lados, en esta época de exceso -y mal manejo- de información. Nada más lejano a la realidad. Los Satan Dealers se encargan de rebatir esa idea incluso con la escucha más despistada y carente de atención posible. Las sucesivas repeticiones revelan un cuidado por el detalle ajeno al género, un vuelo lírico completamente inusitado y una atención especial puesta en las canciones que son lo que, al fin y al cabo, lo pintan como un candidato a clásico inminente. No hace falta más que escuchar los coros y las palmas en "Nada tiene por qué", los diferentes sonidos de los teclados empleados en "Madre", los arpegios prácticamente psicodélicos de "No afines puntería" o la belleza innegable del solo de "Fuego" solo por citar algunos de los mas notables detalles de producción.

Una mención especial merecen las letras; Satan Dealers jamás pontifica, nunca se para ante el mundo como un ejemplo a seguir, abandona sin más el patético pedestal en el que se sitúan descaradamente muchas de nuestras estrellas de rock. Quizás se trate de una simple cuestión de credibilidad y afortunadamente Satan Dealers sale muy bien parado en lo que a esto respecta. Aquí lo que se plantean son interrogantes, no ofrece soluciones, no sabemos el por que de tanta mierda alrededor pero somos concientes de que existe y no podemos hacer oídos sordos. Claro que todo esto no tendría ningún tipo de sustento sino fuera por las canciones y -otra vez- este apartado está mas que satisfecho. El ritmo arrollador de "No hay amigos en este tren" es una prueba fehaciente. El estribillo del ya mencionado "No afines puntería" muy difícilmente se pueda olvidar si le pegás dos o tres escuchadas. "Perro de lluvia" sería un hit inmediato si el mundo fuera perfecto, pero claro, como está muy lejos de serlo… El ardor de los perfumes prohibidos quizá pueda ayudar a compensarlo.

Un disco que es un gran paso adelante para una banda, que, sin hacer ningún tipo de concesiones, sigue irremediablemente su camino casi en soledad… por suerte.







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Satan Dealers - The Brightest View
Satan Dealers - By My Side
The Soundtrack of Our Lives - Origin, Vol. 1



lunes, 17 de noviembre de 2008

The Collectors - Grass and Wild Strawberries


Si este disco hubiera aparecido veinte años después, en la tapa predominaría el negro, con letras en rojo sangre y mejor no hablar de cómo lucirían los músicos. Pero como Grass & Wild Strawberries se grabó en el dorado 1968, cuando casi todo estaba por hacerse, ni siquiera la tapa da alguna pista de lo que nos espera adentro, es más; ellos aparecen sonriendo y ni siquiera tienen el pelo demasiado largo.

The Collectors
ya habían grabado un LP homónimo anteriormente y este, segundo y último de una breve discografía, fue compuesto para una obra de teatro, pero lo que lo diferencia de cientos o miles de trabajos aparecidos en esta floreciente etapa no es otra cosa que la música.

Después de una introducción instrumental medio blues/jazz y una ejecución admirable aparece la primer joya; “Grass and Wild Strawberries” -el tema que da título al album- con un tempo ligero, un bajo zigzaguente, voces armonizadas a la perfección, arreglos de batería muy creativos y un saxo salvaje que teje unos fraseos exóticos a lo largo de los apenas dos minutos de duración. En “Things I Remember” se puede decir que realmente la cosa empieza a levantar vuelo. Un ritmo marcial del redoblante es la base de esta canción con claras influencias del Canto Gregoriano. Malas vibraciones despedidas a diestra y siniestra inician el descenso al infierno. Eso no es todo, el ritmo frena para pasar una coda amenazadora y sombría. “Don't Turn Away from Me” es el respiro necesario, sin alejarse del todo del clima macabro. Podría ser un tema de los Jefferson Airplane de Crown of Creation ya que en la ejecución hay talento y buen gusto. Son pocos los ejemplos disponibles en aquel entonces que igualan la atmósfera de bad trip que propone “Teletype Click” con su cadencia violenta y agresiva, su riff malvado y esas voces trabajadas en el estudio para reforzar el clima malévolo, un antecedente directo del gran Black Sabbath de los primeros años. En “Seventeenth Summer” continúa el paseo por el lado oscuro y era el puntapié obligado para la improvisación en vivo.

El tema que sigue no tiene la originalidad de los anteriores sin dejar de estar a la altura, con sus cortes, cambios de ritmo, notas suspendidas y una guitarra que dialoga con las voces de forma intrigante y sencilla; “The Long Rain” en ningún momento desentona y hasta vaticina: “Donde vas a estar, qué es lo que va a suceder, cuando la lluvia larga comience a caer”. “My Love Delights” destila bluegrass, aporta variedad y funciona como trampolín para las duras tormentas eléctricas que se vienen. Sin dar tregua, aparecen todos los elementos que convierten a este disco en una verdadera genialidad, “Dreams of Desolation” hace honor a su título y es uno de los puntos álgidos del disco. Una velocidad desquiciada, una melodía enferma y desesperada, aquí todo está pensado para transmitir la atmósfera asfixiante. Otro respiro en un camino de sobresaltos es “Rainbow of Fire”... ¡Pero a no engañarse! Por que después del comienzo tranquilo, viene un crescendo que rebosa buen gusto, oficio y calidad interpretativa. Otro gran acierto. “Early Morning” con su ritmo sincopado y sus guitarras chirriantes recuerda a los picos alcanzados por Hendrix o el Clapton de Cream, pero la sorpresa, la vuelta de tuerca, son sus arreglos vocales con notas altísimas. Para cerrar el disco The Collectors nos regalan otra pequeña obra maestra; “Sheep on the Hillside”, plagada de connotaciones religiosas por el clima que genera, la melodía se eleva lenta para descender y volver a arrancar con mas fuerza.

No es para sorprenderse que Grass & Wild Strawberries no haya tenido éxito comercial, pero la mayoría de los miembros de la banda siguieron ligados a la música de una forma u otra, cuatro de sus integrantes formaron Chilliwak que obtuvo cierto suceso en la década siguiente pero las cumbres borrascosas escaladas por The Collectors ya no serían de la misma altura.







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The Collectors - The Collectors [1er. LP - 1967]
A.C. Quintet - Trip Thru Hell
Comus - Song to Comus: The Complete Collection



miércoles, 12 de noviembre de 2008

Magazine - Secondhand Daylight


Magazine fue el vehículo utilizado por Howard Devoto para transmitir sus ideas, muy originales por cierto, después de su alejamiento de los fundamentales Buzzcoks.

La música de Magazine parece dar por tierra con aquella idea equivocada de que los punks de la primera camada despreciaban todo lo que los precedía. Los ecos del art-rock de primera mitad de la década son mas que evidentes; sintetizadores a la manera de Eno en Roxy Music, paisajes sonoros con aires de rock sinfónico y climas fríos y etéreos dignos de lo mejor del Yes de los primeros cinco o seis discos. Prueba de esto es el pasaje que adorna el puente de “Back to Nature” con influencias fáciles de detectar.

Pero claro, no se trata de un disco de rock progresivo, ya que la síntesis hallada por Magazine, y particularmente en este, su segundo opus, es totalmente innovadora, personal, única. A pesar de que las composiciones no son “tradicionales” en el estricto sentido de la palabra, no dejan de ser canciones y ninguna supera los seis o siete minutos de duración, no hay repetición inútil, no escuchamos virtuosismo excesivo ni solos instrumentales interminables. El punto clave de Secondhand Daylight es su capacidad para generar climas opresivos, gélidos, muchas veces incluso siniestros, y lograr que el oyente se sienta reconfortado después de darle una pasada y jamás sobrepasado, saturado o aburrido.

Catalogado muchas veces como un disco “difícil de escuchar”, con toda la razón del mundo, no es algo que va a entrar a la primera, no debe haber sido esa la intención, sobre todo si se lo compara con el resto de la obra de la banda, Secondhand Daylight es prácticamente irresistible una vez que se le abre la puerta, como esos grandes discos que plantean universos propios, que tienen la capacidad de generar una atmósfera particular, siempre y cuando se le otorgue la atención necesaria.






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Buzzcoks - Spiral Scratch
Magazine - The Correct Use of Soap
Brian Eno - Taking Tiger Mountain (By Strategy)



lunes, 10 de noviembre de 2008

Gram Parsons - Sacred Hearts and Fallen Angels: The Gram Parsons Anthology


Que Gram Parsons inventó el country-rock puede discutirse, pero que contribuyó significativamente a hacer que fuera bien visto por las castas rockeras de la segunda mitad de los sesentas, es una afirmación muy difícil de negar.
En plena Era de Acuario, en la fiebre del llamado “verano del amor” Parsons ya había grabado el primer y único disco de la International Submarine Band, anticipándose varios años al movimiento que dominaría el mainstream norteamericano de principios de los setentas. Su siguiente movimiento fue nada menos que el fundamental Sweetheart of the Rodeo con los Byrds, insuflando a la banda con el soplo de aire fresco que necesitaba en un momento de idas y venidas y cambios bruscos de formación.

Lejos de quedarse en el molde abandona a los Byrds para fundar otra banda esencial; los Flying Burrito Brothers, grabando dos discos geniales que catapultarían su ya inminente carrera solista.
Dos discos le sirvieron para cimentar su mítica figura y terminar lo que ya había empezado hacía -ya a esta altura- varios años; G.P. y Grievous Angel en donde (dicho sea de paso) descubre a otra figura que más adelante ayudaría a otorgarle a Gram Parsons la estatura que se le venía negando en vida; Emmylou Harris. Muchos mitos extra musicales lo rodean, que estuvo presente en las grabaciones de Exile On Main Street de los Stones, que era íntimo amigo de Keef Richards, que tenía un apetito voraz por todo tipo de drogas, que su temprana muerte se dio en las mas extrañas circunstancias o que era un niño rico con tristeza.

Pero el verdadero legado de Gram Parsons puede apreciarse en todo su esplendor en esta excelente antología de dos discos; los primeros (y mas que decentes) intentos con la ya mencionada International Submarine Band, las mejores canciones de The Gilded Palace of Sin y Burrito Deluxe y prácticamente la totalidad de sus dos álbumes como solista, mas alguna que otra joya perdida. Acá están “Lazy Days”, “One Hundred Years from Now”, “Dark End of the Street”, “Sin City”, “$1000 Wedding”, “How Much I've Lied” y muchas de las grandes canciones que hicieron que Wilco, Beck, Whiskeytown, Uncle Tupelo y tantos otros lo adoptaran como padrino y héroe musical. En definitiva, un excelente recorrido por la obra de unos de los mas grandes compositores e interpretes del siglo XX.






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Emmylou Harris - Roses In the Snow
The Rolling Stones - Exile On Main Street
Wilco - Be Here Now


Dennis Wilson - Pacific Ocean Blue


Según dice la leyenda, Brian Wilson, el genio creativo de los Beach Boys, estaba encantado con este disco. Nadie esperaba que Dennis, famoso por ser el fiestero de la banda, el amigote del tristemente célebre Clan Manson, el único verdadero surfista de la banda, podía llegar a pergeñar una obra maestra como Pacific Ocean Blue, y mucho menos en el momento en que se dieron las circunstancias. Es importante recordar que, a mediados de los 70’s, los Beach Boys estaban lejos de sus épocas de esplendor, habiendo editado algunos trabajos que no estaban a la altura de sus pergaminos y cayendo en desgracia para el status quo musical de aquel entonces.

Grabado en varias sesiones a lo largo de todo el principio de la década, Pacific Ocean Blue desapareció sin rastro (a nivel comercial) a pesar del casi unánime éxito de críticas. La música en cuestión es lo verdaderamente sobresaliente aquí, canciones que se abren paso lenta y majestuosamente, con toques de gospel, rythym & blues y poderosas orquestaciones, cantadas por una voz cascada por vaya uno a saber que excesos, pero pletórica de sentimiento y rodeada de un halo de misterio difícil de explicar con palabras. “Dreamer” es un claro ejemplo de lo antes mencionado; un tempo lento y un arreglo denso y sobrecargado que de repente estalla en mil pedazos en un estribillo francamente conmovedor que implora “Deja que el viento se lleve lejos tu tristeza, es todo lo que estoy tratando de decir ¿Qué tal un mejor día? Enamorarse” al borde del desborde emocional. En ningún momento puede vislumbrarse que se trata de un disco de un baterista, cosa que suele suceder en muchos discos de integrantes de bandas que deciden aventurarse en terrenos solistas, en este caso el énfasis está puesto en un cien por ciento en la canción, como forma de comunicación, como manera de desnudar el alma. Es claro que el disco -como suele suceder- no pasó inadvertido para los oídos atentos. Sus huellas pueden notarse claramente en algunos trabajos de los geniales Mercury Rev o en las obras mas recientes de los Flaming Lips por citar algún ejemplo.

La reedición aparecida recientemente no hace mas que recordar el valor de Pacific Ocean Blue, con infinidad de tomas que quedaron afuera, versiones e instrumentales varios, todo coronado con el obligatorio librito repleto de fotos y textos ad hoc.
Otra prueba cabal de que éxito comercial y logro artístico no siempre van de la mano.







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The Beach Boys - The Beach Boys Love You
The Beach Boys - Carl and the Passions
Mercury Rev - All Is Dream


Richie Havens - Stonehenge


Una obra injustamente infravalorada dentro del vasto catálogo de Richie Havens, famoso, entre otras cosas, por haber sido el primero en aparecer en el escenario de el ya mítico festival de Woostock, ganarse al público y aparecer en la película que documentó aquel definitorio evento.

Las habituales letras de búsqueda espiritual, amor, redención, misticismo y esperanza de Richie Havens aparecen aquí subrayadas por arreglos llenos de gracia, minimalismo y elegancia, y su característico estilo de rasguido de guitarra española contenido al punto justo, intentando no sobresalir por encima de los climas generados por las cuerdas, las delicadas texturas de los bronces y la envolvente voz de barítono del propio Havens.

“Como el sol al amanecer, sigo intentando Mona, hacer que todos sepan que no me rendiré. Sí, el agua gotea, puedes sentirlo, eleva tu cabeza luego del trago amargo” en “There’s a Hole in the Future” o la plegaria que abre el álbum “Padre, abre nuestros ojos para que podamos sentir, para que te podamos seguir” de “Open Up Our Eyes” son suficientes para hablar de la poética empleada por Havens. El hecho de abrazar la música de los baby boomers de la primer y segunda mitad de los 60’s lo convierten en un precursor, en una era en que las brechas generacionales y raciales eran inmensas, Havens siempre se caracterizó por grabar versiones de artistas blancos (Beatles, Donovan, etc) y apropiarse de las canciones y hacerlas completamente suyas, lo que habla a las claras de un intérprete de primerísimo nivel.

En Stonehenge los “homenajeados” son Dylan y los brillantes early Bee Gees con “It’s All Over Now Baby Blue” y “I Started a Joke”, respectivamente, con hermosas versiones de temas ya grabados hasta el hartazgo por otros artistas, pero que reciben acá un tratamiento respetuoso y aventurero a la vez.







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Richie Havens - Mixed Bag
Van Morrison - Astral Weeks
George Harrison - All Things Must Pass


sábado, 18 de octubre de 2008

The Soundtrack of Our Lives - Welcome to the Infant Freebase


¿Qué convierte a Soundtrack of Our Lives en una de las mejores -sino la mejor- bandas de rock de la actualidad? Varias cosas, a saber; uno de los mejores nombres de los últimos 30 años, se podría traducir como La Banda Sonora de Nuestras Vidas, grandilocuencia e historicismo rockero desplegado desde el vamos. El nombre está ampliamente justificado por la música; en TSOOL se dan cita un cúmulo de influencias y guiños tan grande como la contextura física de su cantante y veterano de mil batallas, Ebbot Lundberg, el ex Union Carbide Productions.

Hay citas evidentes a los Rolling Stones; la intro de "Firmanent Vacation" saluda con gracia a la de "Gimme Shelter", "Bendover Babies" podría ser un tema de los Kinks de "Waterloo Sunset" y "Blow My Cool" bien pudo haber formado parte de un set de los Who en la dorada época de fines de los 60’s / principios de los 70’s. Pero lejos, muy lejos de sonar remanidos y acercarse al reciclaje barato de influencias, Soundtrack of Our Lives se apropia con conocimiento de causa de una historia riquísima y la hace suya, no pretenden sonar “como alguien” ni tampoco ser modernos y eso es lo que hace que su música sea única. Las letras podrían clasificarse dentro del imaginario género “Contenido Existencial”, con tintes de ciencia ficción apocalíptica, como la ya mencionada "Firmanent Vacation": “Van a construir una nueva dimensión y van a hacer la banda sonora de nuestras vidas. Y cavarán un agujero de tiempo imaginario”.

Originariamente destinado a ser un album quíntuple, (agradezcamos que no se permitieron semejante exceso) Welcome… (primer disco de esta banda originaria de Suecia) se pasea con elegancia a lo largo de su extenso recorrido por diferentes paisajes sonoros y variantes estilísticas, conservando siempre un estilo y solvencia dignos de una banda con experiencia, que no reniega de sus influencias pero que tampoco se queda pegada tercamente a ellas.







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Union Carbide Productions - Remastered to Be Recycled
The Soundtrack of Our Lives - Extended Revelations
The Soundtrack of Our Lives – Behind the Music


The Soft Boys - Underwater Moonlight


Underwater Moonlight apareció en 1980 pasó completamente desapercibido (para el gran público, claro está) e hizo que la banda se separara debido al fracaso casi total de ventas. Casi treinta años después es fácil entender el por qué y hasta resulta curioso detenerse a escucharlo y ver como el tiempo le dio la razón.

En una época dominada por sintetizadores inocuos y post-punk con mas búsqueda que resultados, un disco con un pie en lo mas retorcido y la vez mas alegre del espíritu de los 60’s, era algo así como un oasis en el desierto. La marcada influencia de Captain Beefheart, Syd Barrett, la voz nasal al mejor estilo Lennon y las guitarras arpegiadas patentadas por los primeros Byrds son solo algunas de las fuentes de inspiración que Robyn Hitchcock -el líder en todo sentido de los Soft Boys- toma como punto de partida. También aparecen de manera muy marcada sus temáticas (a nivel lírico) habituales; la obsesión por los insectos, la muerte, el amor y el humor absurdo que volverían a asomarse con insistencia en el resto de su brillante carrera solista. “Has estado depositando huevos debajo de mi piel. Ahora se están asomando por mi mentón. Ahora pequeños insectos están apareciendo... y todos ellos se parecen a vos” reza la letra de "Kingdom of Love" una de las canciones destacadas del disco. También se permitían ambigüedades jocosas como el estallido optimista de guitarras de "Positive Vibrations", con una letra mas bien sombría y amenazadora: “Y ahí vas matando en nombre de la paz. Acaso no sabés que ya no vas a obtener paz. Solo conseguirás guerra”. Los efectos tardíos de Underwater Moonlight recién se sintieron algunos años después cuando pudo percibirse su influencia indudable en grupos como R.E.M. o las bandas de la movida Paisley Underground. Puede decirse que si Hitchcock se hubiera retirado después de grabar esta obra maestra, aun así merecería un sitio en el panteón imaginario del rock.

La reedición del año 2001 es doble (el LP tenía sólo diez canciones) y está llena de sorpresas, además de los clásicos demos, tomas en vivo y rarezas, hay unas cuantas que soportan la comparación con las que sí salieron en el original. "Vegetable Man", una rareza de la era Barrett de Pink Floyd, aparece versionada de manera vigorosa y desbordante de pasión por el género. Lou Reed y Roxy Music reciben un tratamiento similar. Un dato interesante; el librito de la edición en CD, ahora llamada Underwater Moonlight… And How It Got There está escrito por el laureado periodista David Fricke, quien no disimula en ningún momento su total admiración por Hitchcock y sus muchachos de Cambridge.







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The Soft Boys – A Can of Bees
Robyn Hitchcock & the Egyptians – Black Snake Diamond Role
Robyn Hitchcock & the Egyptians – Gotta Let This Hen Out (en vivo)


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